Se
me dio a elegir entre Leovigildo y Saturnino Martín Cerezo. He decidido hacer
el trabajo sobre Leovigildo por varias razones. En primer lugar, desconocía la
importancia de Saturnino Martín Cerezo en la historia y al informarme un poco
sobre ambos personajes me resultó mucho más interesante la historia de
Leovigildo que la del militar español que encabezó la resistencia en la Iglesia
de Baler en Filipinas en el año 1898. Además, la historia de los visigodos no
ha sido tradicionalmente muy estudiada, sino que los historiadores se han
centrado más en la historia de la península Ibérica a partir de 711. Es por
ello que la mayoría de la población española desconoce la historia y desarrollo
de esta etapa que, junto a la Hispania del Imperio Romano son los orígenes de
la sociedad actual. Por eso he decidido estudiar muy por encima la historia de
este rey visigodo que tan importante fue para Hispania.
FUENTES:
Collins,
Roger (2004) La España visigoda: 409-711.
Barcelona: Crítica. (Páginas 58 a 73).
Leovigildo,
cuya fecha de nacimiento se desconoce, fue rey de los visigodos desde el año
572 hasta su muerte en 586. Fue hermano y sucesor de Liuva, quien en 569
dividió el reino y le entregó una parte, por lo que Leovigildo ya era rey tres
años antes de la muerte de su hermano Liuva tras cinco meses de reinado. Así, Leovigildo
reunificó las dos partes del reino y se proclamó rey de los visigodos.
Está
considerado como uno de los más eficientes reyes godos. Su reinado se basó en
los principios de reunificación y restauración de la autoridad real en el
contexto de una Hispania visigoda casi destruida.
Tras
la derrota frente a los francos en la batalla de Vouillé hubo en el reino visigodo
un período de debilidad e inestabilidad que comprendió aproximadamente desde
507 hasta 570. En este período la extensión física que controlaban los reyes
visigodos fue disminuyendo casi continuamente. Fueron decisivas para el declive
del reino la rebelión contra Agila a principios de la década de 550, dirigida
por Atanagildo en Sevilla, y la llegada a Hispania de un ejército imperial en
552, enviado por Justiniano I desde el imperio bizantino para derrocar a Agila.
Esto tuvo como consecuencia la eliminación de Agila a manos de sus propios
partidarios y por tanto la sucesión en el trono por parte de Atanagildo.
Además, la presencia del Imperio bizantino en Hispania hizo que se sucedieran
diversas guerras entre las tropas de Atanagildo y las de Justiniano. Tras la
muerte de Atanagildo fue elegido rey el noble Liuva, y, tras su muerte, como ya
hemos mencionado, ascendió al trono visigodo Leovigildo.
En
573 se produjo la obra legislativa que creó para un mejor gobierno de las poblaciones
goda e hispanorromana, el “Codex Revisus”. Se trata del documento más
importante de su época que impulsó el levantamiento del armazón ideológico
hispano. El texto se basaba en el antiguo Código de Eurico, rescataba las
principales leyes, suprimía las superfluas y añadía otras que no se habían
tenido en cuenta en ese momento.
Leovigildo
emprendió una serie de campañas prácticamente anuales que tuvieron como
resultado triunfos militares y diplomáticos importantes.
La
primera fue en el año 570 en la región de Bastania,
donde se produjo su primera
victoria ante las tropas de Málaga. A partir de aquí, Leovigildo sus campañas
anuales duraron seis años: desde 571 hasta 577, cuyos resultados fueron, en
orden cronológico desde 571, la reconquista de Assidona, la reconquista de Córdoba, la conquista de Sabaria, la invasión de Cantabria y el
asesinato de los invasores, la invasión de los montes Aregenses, una campaña contra el rey suevo Miro, de la que no se
conocen muchos detalles y por último, la invasión de la región de Orospeda en 577.
Finalmente,
a lo largo de estos seis años de campañas, la monarquía visigoda había
recuperado parte del territorio perdido por sus predecesores y había vuelto a
imponer la autoridad real sobre el territorio comprendido entre La Rioja actual
hasta Galicia, mientras conseguía someter a la monarquía sueva a una relación
tributaria como consecuencia de la campaña contra el rey Miro. Es comprensible
entonces que en 578, el rey Leovigildo decidiera tomarse un descanso para
dedicarse a la fundación de una nueva ciudad a la que llamó Recópolis. Esta
ciudad está situada en la antigua región de Celtiberia,
aunque su ubicación se ha situado cerca de Zorita de los Canes (provincia
de Guadalajara), a partir de la identificación de un lugar llamado Recupel con
la fortaleza de Zorita, donde se descubrió un tesoro de monedas acuñadas en Reccopolis.
Recópolis, Zorita de los Canes |
Leovigildo
se casó con Gosvinta, la viuda de
Atanagildo. Sin embargo, tenía dos hijos de un matrimonio anterior con Teodosia:
Hermenegildo y Recaredo, a quienes nombró copartícipes en el reino, pensando
posiblemente en la creación de una dinastía que le permitiera perpetuar su
linaje.
En
579 se produjo uno de los episodios más dramáticos en el reinado de Leovigildo:
la rebelión de su hijo mayor Hermenegildo en Sevilla. Se baraja la hipótesis de
que fuera la hostilidad de la madrastra de Hermenegildo, Gosvinta, lo que animó
al joven a rebelarse contra su padre y que, al menos en parte, su motivación
era religiosa (al cabo de una década, el príncipe fue ensalzado por el Papa
Gregorio Magno como mártir católico). Sin embargo, esta hipótesis no es del
todo certera y se plantea también el hecho de que la rebelión fuera producto de
una reacción del sur, fuertemente romanizado y católico, contra los intentos de
Leovigildo de imponer el arrianismo como base para la unidad eclesiástica de su
reino. Fue en 580 cuando se elaboró por primera vez una formulación revisada de
la doctrina arriana en un sínodo celebrado en Toledo, por lo que no es seguro
que la rebelión de Hermenegildo estuviera motivada por la defensa del
catolicismo.
Hermenegildo
envió a Constantinopla a su principal consejero eclesiástico, el obispo Leandro
de Sevilla. Esto significa que, probablemente, lo que indujo a Leovigildo a
actuar contra su hijo en 583 fue la posibilidad de una intervención militar de
Bizancio. Leovigildo no intervino contra su hijo hasta 583 quizás porque su
rebelión no se vio como una grave amenaza. De hecho, en 581 emprendió una
campaña militar contra los vascones y fundó una nueva ciudad llamada Victoriacum, de la que se desconoce su
ubicación (tradicionalmente se ha atribuido a la ciudad de Vitoria, sin embargo
es un dato que no se ha probado lo suficiente).
Fue
en 582 cuando Leovigildo comenzó los preparativos para la guerra contra su
hijo, y en 583 inició el asedio de Sevilla, que cayó en 584. Antes de la
rendición de la ciudad, Hermenegildo huyó a Córdoba, donde fue capturado y
enviado a Valencia mientras se producía la rendición de otras ciudades. En el
año 585, Hermenegildo fue asesinado en Tarragona por alguien llamado Sisberto. Se desconoce por qué mataron a
Hermenegildo y por qué estaba en Tarragona y no el Valencia. Parece poco
probable que Leovigildo no estuviera involucrado en su asesinato, pero han
caído algunas sospechas sobre su hijo menor, Recaredo.
En
el año 585 se produjo el primer ataque de los francos contra el reino visigodo
después de muchos años, al frente de Gontrán, rey de Borgoña. Cabe la
posibilidad de que estas expediciones estuvieran vinculadas a la venganza por
el destino de Hermenegildo y su familia, ya que se sospecha que cuando fue
asesinado en Tarragona huía para reunirse con los francos. Sin embargo,
Leovigildo dedicó la etapa final de su reinado a eliminar el reino suevo
independiente de Galicia. El rey, en 585, devastó Galicia, capturó y depuso a
Andeca (un noble suevo que usurpó el trono en 584), quien se exiliaría
posteriormente al sur, e hizo que quedaran bajo su dominio el pueblo suevo, su
tesoro real y su territorio. Este mismo año Leovigildo consiguió sofocar una
rebelión por parte de los suevos, lo que puso fin a la existencia del reino
suevo.
Tras
este último triunfo militar, Leovigildo murió en Toledo en mayo de 586, dejando
a su hijo Recaredo una Península en gran parte reunificada. Se dice que el
reinado de Leovigildo marcó un punto de inflexión en el destino de la monarquía
visigoda, puesto que tras décadas de derrotas y desintegración, un rey fuerte
consiguió invertir este continuo declive e impuso su autoridad en casi toda la
Península. Lo único en lo que Leovigildo no consiguió éxito y apoyo fue en lo
referente a su política religiosa, que intentaba imponer la doctrina arriana. No
obstante, este conflicto fue esencial en los años posteriores del reinado de
Recaredo para que emergiera un sentimiento de identidad y objetivos comunes
entre las clases gobernantes.
Es posible que los treinta años de
guerra continua que sufrió Hispania, desde la rebelión contra Agila hasta la
destrucción del reino suevo, no produjeran unos efectos extremadamente
dramáticos en la vida de los habitantes de la península Ibérica, pero
probablemente, en algunas regiones, las campañas de Leovigildo marcaran la
ruptura total con el pasado romano.
Tras
realizar este trabajo me he dado cuenta de la importancia que ha tenido
Leovigildo en el transcurso de la historia de España. Leovigildo tuvo como
principio la reunificación de Hispania, que se halaba dividida en numerosos
reinos y en continua decadencia. Este espíritu de unificación y de autoridad
real lo hemos visto en personajes importantes de la historia de España, como en
los Reyes Católicos, Felipe V y más tarde, en el siglo XX, en Francisco Franco.
El propio dictador llegó a reconocer que alababa a los visigodos por haber dado
a los españoles su «amor nacional a la ley y el orden».
Como
ya se ha mencionado y explicado, Leovigildo cometió el error de tratar de
imponer el cristianismo arriano en Hispania de una manera que no triunfó en su
época, pero sí lo hizo en el reinado de su hijo Recaredo, durante el cual se
celebró el III Concilio de Toledo en 589. En este concilio se establecía el
Catolicismo como unidad espiritual y territorial del Reino Visigodo.
Personalmente
y para mi sorpresa me ha gustado hacer el trabajo, ya que pensaba que no
encontraría mucha información, pero he conseguido la suficiente y me ha
resultado interesante y hasta incluso entretenido leer sobre esta etapa
histórica que me era prácticamente desconocida.